jueves, 25 de diciembre de 2014

RECUERDO DE GRANDES PROFESORES DE LA FACULTAD

PROF. EDUARDO CUNEO

Por el Cont.  Edmundo Virgolini

Los apuntes siguientes provienen de recuerdos del autor por charlas con el profesor Cuneo y experiencias personales tratando en todo momento de apreciar y enaltecer la figura del recordado docente de nuestra casa. Pido disculpas si se desliza alguna inexactitud en mi relato.


Foto: El profesor Cúneo, primer decano electo en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR, en esta foto de 1986 está flanqueado a la izquierda por quien escribe esta nota y a la derecha por los profesores Juan Carlos Millet , primer rector electo de la Universidad Nacional de Rosario, y el profesor Sergio Di Pietro primer vicedecano electo de nuestra Facultad y vicerrector electo de la Universidad.

Me atrevo a recordar en estas notas a uno de los profesores insignes de nuestra casa de estudios. Probablemente el más apreciado por generaciones de alumnos tanto por sus extraordinarias condiciones docentes como por su conducta de probada ejemplaridad democrática. A mí modesto entender en el ideario reformista le cabe el honorable título de “maestro de la juventud”. Fue profesor de nuestra facultad por más de 50 años consecutivos y ocupó la dirección de cátedras institutos y finalmente el decanato de la Facultad. Ello tuvo lugar luego de culminado el proceso de normalización en 1986 resultando reelecto en 1990 completando dos períodos en 1994.
Como es lógico con una figura de tanta trayectoria me conoció recién en 1984 cuando transitáramos juntos la normalización universitaria en el equipo del decano Walter Perino. Cúneo dirigía la Escuela de Contabilidad y Administración y yo me desempeñaba como secretario académico. Lo admiraba desde hacía  mucho tiempo porque en 1972 ingresé a la Facultad y lo tuve como profesor en la asignatura Contabilidad General. No ejercía la titularidad (que mantenía el Cont. Alsina) pero era reconocido como el docente más claro y solícito  a los requerimientos del alumnado. En alguna oportunidad cercana la primera prueba parcial el Centro de Estudiantes nos convocó a una clase especial donde el profesor Cúneo nos iba a orientar en cuanto a las preguntas del examen. La exposición de Cúneo se extendió por varias horas donde desarrolló decenas de preguntas de gran utilidad para el repaso de quienes habíamos seguido atentamente el curso. A ese conjunto de interrogantes extraordinariamente contestados por el profesor se le llamaban las “preguntas de Cúneo”. De ahí tomé el ejemplo de desarrollar cuestionarios orientadores en mis cursos de manera de posibilitar una desmitificación del examen y siempre relato la fuente inspiradora de “las preguntas…”. Hacia fin de ese año 1972, con un grupo de compañeros, egresados del Superior de Comercio y entusiasmados por las tradicionales fiestas de graduación que habíamos vivido el año pasado concurrimos a Plaza Jewell al baile de un colegio de señoritas (el de la Biblioteca del Consejo de Mujeres). Estábamos realmente expectantes de conocer jovencitas cuando encontramos en una de las mesas a nuestro apreciado profesor de Contabilidad. Es que por casualidad habíamos coincidido en la graduación de su hija, hoy profesora de la Facultad, y estaba acompañado de toda su familia. Eramos tres ex alumnos suyos quienes lo saludamos y conocimos a su esposa e hijos. Amablemente conversaron con nosotros y todos quedamos tan maravillados con la plática que permanecimos varias horas  olvidando nuestras primitivas intenciones de bailar. Es que resultaba imperdible disfrutar de la sabiduría de este hombre al transmitir no solo contenidos curriculares sino experiencias de vida  completando la singular capacidad de enseñar de este verdadero maestro. También surge inolvidable su fabuloso desempeño en el aula, exacto en la disposición del tiempo (tanto en Contabilidad como en Matemática Financiera), como en la precisión conceptual y poseedor exclusivo de esos giros caligráficos en el pizarrón que lograban arrancar hasta a los más desprevenidos una expresión de admiración. Conocidos, y únicos en la historia de la casa, por qué no decirlo, son sus turnos voluntarios a las 5 de la mañana acompañado por su “hijo intelectual” el fallecido  profesor adjunto de Matemática Financiera Juan José Martín
 En el devenir de esos años, dado que fui su secretario hasta el año 1990, tuve la oportunidad de conversar repetidamente con el y aprender muchas cosas. Por ejemplo   supe que la Biblioteca del Consejo de Mujeres fue la única escuela que le había otorgado horas de clase a este contador que estaba en la “lista negra” de la UNL. Es que como estudiante de Derecho (ya graduado de contador público) y acompañante solidario de huelgas estudiantiles de mediados de los 40 había sido sancionado por las autoridades de la intervención suspendiendo su matriculación. Ello le truncó la carrera profesional de la disciplina de la cual se definía como “lírico” apasionado. En la Escuela del Consejo de Mujeres conoció a su esposa que fue su alumna y quedó con el compromiso sentimental de honrar la confianza de la asociación y sus directivos que tanto había influído en su vida  continuando en sus aulas. Por eso es que ocupaba parte de sus horas matinales en las cátedras del establecimiento de Buenos Aires y 3 de Febrero. Por esa distribución horaria no fue mi profesor en el Superior de Comercio dado que en este último colegio se desempeñó siempre de tarde a pesar que de mañana trabajaba su querido hermano Emilio quien tiempo después supo también ser profesor en la Facultad.

  Siempre había sido el preferido del claustro estudiantil para el Decanato cuando la Facultad aún pertenecía la Universidad del Litoral pero su elección demoraría hasta el advenimiento de la democracia en la ya Universidad  Nacional de Rosario hacia 1986. Esta vez fue electo por unanimidad de votos acompañado por el profesor Sergio Di Pietro resultando reelecto en el año 1990. Durante su gestión se produjo la creación de la carrera de grado de Licenciado en Administración, la reapertura de los cursos en la Escuela de Contadores de San Nicolás (hoy extensión áulica Sede San Nicolás). También se creó la carrera de posgrado de Especialista en Sindicatura Concursal aún en funcionamiento. Se registraron los títulos académicos otorgados por la casa en el Ministerio de Educación de la Nación.  Por encima de algunas ocasionales polémicas políticas, inevitables en el ejercicio democrático del poder,  la perspectiva histórica otorga a su gobierno un carácter ampliamente participativo y fecundo en el sentido académico adquiriendo una proyección fundacional muy elogiable.

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