PROF.
EDUARDO CUNEO
Por
el Cont. Edmundo Virgolini
Los apuntes siguientes provienen de recuerdos del autor por
charlas con el profesor Cuneo y experiencias personales tratando en todo
momento de apreciar y enaltecer la figura del recordado docente de nuestra
casa. Pido disculpas si se desliza alguna inexactitud en mi relato.
Foto: El
profesor Cúneo, primer decano electo en la Facultad de Ciencias Económicas de
la UNR, en esta foto de 1986 está flanqueado a la izquierda por quien escribe
esta nota y a la derecha por los profesores Juan Carlos Millet , primer rector
electo de la Universidad Nacional de Rosario, y el profesor Sergio Di Pietro
primer vicedecano electo de nuestra Facultad y vicerrector electo de la
Universidad.
Me atrevo a recordar en estas notas a uno de los
profesores insignes de nuestra casa de estudios. Probablemente el más apreciado
por generaciones de alumnos tanto por sus extraordinarias condiciones docentes como
por su conducta de probada ejemplaridad democrática. A mí modesto entender en
el ideario reformista le cabe el honorable título de “maestro de la juventud”.
Fue profesor de nuestra facultad por más de 50 años consecutivos y ocupó la
dirección de cátedras institutos y finalmente el decanato de la Facultad. Ello
tuvo lugar luego de culminado el proceso de normalización en 1986 resultando
reelecto en 1990 completando dos períodos en 1994.
Como es lógico con una figura de tanta
trayectoria me conoció recién en 1984 cuando transitáramos juntos la
normalización universitaria en el equipo del decano Walter Perino. Cúneo
dirigía la Escuela de Contabilidad y Administración y yo me desempeñaba como
secretario académico. Lo admiraba desde hacía
mucho tiempo porque en 1972 ingresé a la Facultad y lo tuve como
profesor en la asignatura Contabilidad General. No ejercía la titularidad (que mantenía
el Cont. Alsina) pero era reconocido como el docente más claro y solícito a los requerimientos del alumnado. En alguna
oportunidad cercana la primera prueba parcial el Centro de Estudiantes nos
convocó a una clase especial donde el profesor Cúneo nos iba a orientar en
cuanto a las preguntas del examen. La exposición de Cúneo se extendió por
varias horas donde desarrolló decenas de preguntas de gran utilidad para el
repaso de quienes habíamos seguido atentamente el curso. A ese conjunto de
interrogantes extraordinariamente contestados por el profesor se le llamaban
las “preguntas de Cúneo”. De ahí tomé el ejemplo de desarrollar cuestionarios
orientadores en mis cursos de manera de posibilitar una desmitificación del
examen y siempre relato la fuente inspiradora de “las preguntas…”. Hacia fin de
ese año 1972, con un grupo de compañeros, egresados del Superior de Comercio y
entusiasmados por las tradicionales fiestas de graduación que habíamos vivido
el año pasado concurrimos a Plaza Jewell al baile de un colegio de señoritas
(el de la Biblioteca del Consejo de Mujeres). Estábamos realmente expectantes
de conocer jovencitas cuando encontramos en una de las mesas a nuestro apreciado
profesor de Contabilidad. Es que por casualidad habíamos coincidido en la
graduación de su hija, hoy profesora de la Facultad, y estaba acompañado de
toda su familia. Eramos tres ex alumnos suyos quienes lo saludamos y conocimos
a su esposa e hijos. Amablemente conversaron con nosotros y todos quedamos tan
maravillados con la plática que permanecimos varias horas olvidando nuestras primitivas intenciones de
bailar. Es que resultaba imperdible disfrutar de la sabiduría de este hombre al
transmitir no solo contenidos curriculares sino experiencias de vida completando la singular capacidad de enseñar
de este verdadero maestro. También surge inolvidable su fabuloso desempeño en
el aula, exacto en la disposición del tiempo (tanto en Contabilidad como en
Matemática Financiera), como en la precisión conceptual y poseedor exclusivo de
esos giros caligráficos en el pizarrón que lograban arrancar hasta a los más
desprevenidos una expresión de admiración. Conocidos, y únicos en la historia
de la casa, por qué no decirlo, son sus turnos voluntarios a las 5 de la mañana
acompañado por su “hijo intelectual” el fallecido profesor adjunto de Matemática Financiera
Juan José Martín
En el
devenir de esos años, dado que fui su secretario hasta el año 1990, tuve la
oportunidad de conversar repetidamente con el y aprender muchas cosas. Por
ejemplo supe que la Biblioteca del
Consejo de Mujeres fue la única escuela que le había otorgado horas de clase a
este contador que estaba en la “lista negra” de la UNL. Es que como estudiante
de Derecho (ya graduado de contador público) y acompañante solidario de huelgas
estudiantiles de mediados de los 40 había sido sancionado por las autoridades
de la intervención suspendiendo su matriculación. Ello le truncó la carrera
profesional de la disciplina de la cual se definía como “lírico” apasionado. En
la Escuela del Consejo de Mujeres conoció a su esposa que fue su alumna y quedó
con el compromiso sentimental de honrar la confianza de la asociación y sus
directivos que tanto había influído en su vida continuando en sus aulas. Por eso es que ocupaba
parte de sus horas matinales en las cátedras del establecimiento de Buenos
Aires y 3 de Febrero. Por esa distribución horaria no fue mi profesor en el
Superior de Comercio dado que en este último colegio se desempeñó siempre de
tarde a pesar que de mañana trabajaba su querido hermano Emilio quien tiempo
después supo también ser profesor en la Facultad.
Siempre
había sido el preferido del claustro estudiantil para el Decanato cuando la
Facultad aún pertenecía la Universidad del Litoral pero su elección demoraría
hasta el advenimiento de la democracia en la ya Universidad Nacional de Rosario hacia 1986. Esta vez fue
electo por unanimidad de votos acompañado por el profesor Sergio Di Pietro
resultando reelecto en el año 1990. Durante su gestión se produjo la creación
de la carrera de grado de Licenciado en Administración, la reapertura de los
cursos en la Escuela de Contadores de San Nicolás (hoy extensión áulica Sede
San Nicolás). También se creó la carrera de posgrado de Especialista en
Sindicatura Concursal aún en funcionamiento. Se registraron los títulos
académicos otorgados por la casa en el Ministerio de Educación de la
Nación. Por encima de algunas
ocasionales polémicas políticas, inevitables en el ejercicio democrático del
poder, la perspectiva histórica otorga a
su gobierno un carácter ampliamente participativo y fecundo en el sentido
académico adquiriendo una proyección fundacional muy elogiable.
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