sábado, 17 de diciembre de 2016

Fallecimiento del Dr. Walter A.R. Perino.

Palabras recordatorias del Cont. Edmundo Virgolini
El pasado 03 de diciembre nos dejó después de privilegiarnos con su trato en este mundo el inestimable colega, compañero, amigo  y maestro Dr. Walter Alfredo Ramón Perino. Debo reiterar lo que he dicho muchas veces: ha sido una  persona que inspiró mucho de lo que pude haber transitado de bueno en esta vida de trabajador y ciudadano de la Universidad Nacional de Rosario.
Hace poco más de dos años cuando nuestra Universidad lo distinguiera con el titulo de doctor “honoris causa”  tuve oportunidad de dirigir la palabra introduciendo el acto de otorgamiento de dicho reconocimiento. Dije entonces entre otras cosas que me salían literalmente del corazón:

“Privilegio que me da la vida participar en la entrega del doctorado Honoris causa al querido amigo Walter. Y es un acto de justicia esta distinción dado que como decía José Ingenieros:
“El rango solo es justo como sanción del mérito”, y agregaba el insigne “maestro” en las “Fuerzas Morales”: “..porque el rango se recibe, es adventicio y su valor fluctúa con la opinión de los demás, pues necesita la convergencia de sanciones sociales que le son extrínsecas; en cambio el mérito se conquista, vale por sí mismo y nada puede amenguarlo, porque es una síntesis de virtudes individuales intrínsecas”.
Porque así es este título para Walter tan merecido como el académico que ya obtuvo antes. Es un colofón este justo homenaje a una conducta forjada con la coherencia. Comportamiento que promueve una constelación de valores;  valores que deben acrisolarse , difundirse. y preservarse en esta instancia democrática: Hoy que la cooperación cede terreno a la competencia de todo tipo halla al tránsito de Walter por esta institución una vara de medida para la instancia democrática: hablo del desinterés personal, el desprendimiento y  la transparencia en la acción. Cualquiera que haya conocido a Walter puede confirmar mis dichos. Me consta que pudo aprovecharse del poder y ni lo pensó por el contrario lo ejerció con absoluta generosidad y hasta algunos amigos nos dirían con cierta “ingenuidad democrática”
Pero no era “ingenuidad” era “docencia”. Es que atravesábamos  una época singular que solo los que estuvimos allí recordamos .  El  amplio gozo de reencontrarnos con las instituciones. Y el modo de vida de la democracia. Nos tocó en ese momento conocernos en como se dice ahora … la gestión. Para nosotros no fue nunca  eso de administrar calcular y  tejer. La misión que reconocimos era  proponer una universidad abierta, plural, libre y jerarquizada. Abjurábamos del elitismo, el limitacionismo  y el cientificismo pero abrazábamos  la seriedad, la responsabilidad   y el compromiso con el  saber
Puedo mencionar a algunos de los amigos que estuvimos en esa tenida: Ernesto Seselovsky, Sergio Di Pietro. los desaparecidos y extrañados Héctor Lazzarini , José María Masuelli y Humberto De Vita. Y otros tantos más  académicos de trayectoria en la docencia universitaria que rápidamente acudieron a la convocatoria normalizadora
Con Ernesto y Sergio, sus  amigos entrañables ni bien se instalaron las instituciones democráticas en diciembre de 1983 renunciaron a sus concursos poniendo sus cátedras a disposición de las autoridades  de la joven democracia universitaria. Algún novel dirigente, más tarde  muy destacado,  me comentó “Caso único en la Universidad Argentina”.  Cierto es que hubo  algunos más pero fueron muy pocos.
Para Walter se avecinaba una época de sacrificio.  Es que asumía su rol en el momento era servir a la Universidad y no servirse de ella. Podríamos decir que perfilaba una ejemplaridad democrática. Aquello de jugarse y quedarse sin nada más que el honor de haber servido a la construcción de la República. Lo sufrió y lo disfrutó porque era su sueño de radical y de reformista
Quiero concluir que para mí fue una conjunción casi diría yo, con el respeto a la Universidad que este discurso supone : “astral”. Se “alinearon los planetas” para que  este humilde servidor fuera honrado con integrar el Gobierno de Walter en la normalización universitaria de 1984. Marcó mi vida al instalar variantes de comportamiento que mantengo como compromiso de honorabilidad. Respetó a las carreras, no “fabricó” las de nadie. Ayudó a todos los que pudo sin edificar puentes académicos que atraviesan y  “pasan por arriba” de otros. Concursó su cátedra en la Facultad luego de haber dejado el gobierno casi tres años después.
En definitiva fue un ejemplo que merece ser reconocido especialmente en estos momentos donde la calculadora desplaza los ideales y la eficiencia electoral barre la generosidad y la independencia de criterio. Sin estas referencias fundamentales es imposible asomarse al camino de construcción de una universidad expresiva de los cánones reformistas”.

Quiero aclarar que por suerte pude expresar todo este sentimiento de admiración y respeto en vida del Dr. Perino y propiciar con posterioridad  una instancia cual fue la posterior formación de este Movimiento por la Transparencia la Participación y el Pluralismo que tuvo en el legado de Walter una de sus más ricas fuentes de inspiración. Por eso maestro y amigo Walter Perino siempre serás recordado  por los que amamos el conocimiento, y  la vigencia indispensable de la “libertad creadora” en la Universidad. Muchas gracias amigo Walter.

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